El email marketing tiene mala fama. Mucha gente lo asocia de inmediato con spam, con correos molestos que llegan a la bandeja de entrada y uno lo primero que hace es borrarlos o darle al botón de “darse de baja”.
Pero te digo algo: el problema no es el email marketing. El problema es cómo se hace.Porque cuando está bien hecho, el email marketing no solo funciona… funciona mejor que cualquier otra estrategia digital.
¿Por qué? Porque llegas directo a la bandeja de entrada de la persona, sin algoritmos de redes sociales de por medio, sin depender de terceros.
Ahora, ¿qué pasa? Que muchos negocios cometen errores que matan sus resultados y, lo peor, dañan la confianza con sus clientes. Y la confianza, una vez rota, no es tan fácil de recuperar.
Déjame contarte algunos de esos errores que veo una y otra vez en empresas grandes, pequeñas y hasta marcas personales, para que no caigas en lo mismo.
Este error es el clásico. Créeme, si hoy me dieran un dólar por cada cliente que ha llegado diciendo “tengo una base de 10,000 correos que compré”… Ya tendría el carro que tanto quiero 🤣.
El problema es que esas personas no te conocen, nunca te dieron permiso y, para colmo, muchos de esos correos ni siquiera son reales o están activos. ¿Qué pasa entonces?
Al final, tus correos dejan de llegar a la bandeja de entrada y terminan directo en la carpeta de spam. O sea, aunque luego quieras hacer las cosas bien, ya vas a tener un camino cuesta arriba.
Hazlo bien desde el principio: construye tu base de contactos de manera orgánica, con formularios, registros voluntarios y ofreciendo contenido que de verdad la gente quiera recibir.
Aquí es donde muchos se equivocan. Mandan el mismo correo para todos como si la audiencia fuera un saco de papas. Y no.
Piensa en esto:
¿Qué pasa cuando no segmentas?
Tus correos dejan de ser relevantes. La gente empieza a abrir menos, a hacer menos clics y, poco a poco, a darse de baja. Porque, ¿quién quiere un email que no tiene nada que ver conmigo?
La segmentación es lo que marca la diferencia entre un correo que molesta y un correo que conecta.
Empieza simple: por nivel de interacción, por producto de interés o por etapa del proceso de compra. Mientras más personalizado, más resultados.
Aquí hay dos extremos: los que no mandan nunca (y la gente se olvida de ellos), y los que mandan todos los días sin estrategia. Y claro, en este segundo grupo, lo que logras es que te odien.
Si alguien recibe 4 correos tuyos a la semana, y en ninguno encuentra valor real, ¿qué va a hacer? Se va a dar de baja o, peor, va a marcarte como spam.
La clave aquí no es solo la frecuencia, es la relevancia. La gente no se cansa de recibir emails, se cansa de recibir emails inútiles.
Mi recomendación:
Este error mata más campañas de las que te imaginas. Más del 60% de los correos se abren desde un celular. Eso significa que si tu email no se ve bien en pantalla pequeña, ya lo perdiste.
Y aquí no hablo solo de diseño. Hablo de todo:
Cuando eso pasa, tu contacto hace lo más sencillo: borrar el correo. Y cada correo borrado sin abrir, o abierto sin interactuar, le manda una señal a Gmail y compañía de que tu contenido no interesa.
Entonces, revisa SIEMPRE cómo se ve tu correo en celular antes de enviarlo. Usa diseños responsivos, textos claros, botones grandes y llamativos.
Aquí me da risa (y un poquito de coraje) porque muchos dicen: “sí, yo hago email marketing”. Pero cuando les preguntas por tasas de apertura, clics, baja o rebote… Se quedan en BABIA.
Enviar correos sin medir resultados es como manejar con los ojos cerrados. No sabes si vas en la dirección correcta o directo al muro.
¿Qué pasa cuando no analizas?
Hazlo bien: mide aperturas, clics, conversiones, bajas y rebotes. Y no solo los mires: analízalos. Ajusta con base en lo que ves. Email marketing no es un set-it-and-forget-it, es un proceso constante de prueba y ajuste.
El email marketing puede ser tu mejor aliado o tu peor enemigo. Todo depende de cómo lo uses. Evita estos errores, y estarás no solo mejorando tus métricas, sino también construyendo una relación de confianza con tu audiencia.
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